Los musulmanes suizos estiman que la cruz blanca sobre el fondo rojo es insultante para ellos como representantes de una religión no cristiana. Y propusieron que la bandera suiza sea verde, amarilla y roja, igual que hace unos 200 años atrás.
Antes ellos intentaban obtener permiso para construir alminares en las mezquitas, pero las autoridades suizas denegaron tal petición. La actual iniciativa relacionada con la bandera parece ser aún más absurda. Lo más probable es que no refleje el estado de ánimo reinante en el medio de los inmigrantes. Simplemente alguien está provocando de forma premeditada a los suizos – dijo a La Voz de Rusia el experto ruso en problemas de Europa Occidental, Vladislav Belov:
“Se trata de una provocación de un determindo grupo de inmigrantes o, digamos, de la parte musulmana de la población tanto de Suiza como de otros países, porque es un motivo más para que el Partido Popular de ultraderecha, que el 23 de octubre obtuvo la mayoría de los votos en las elecciones a la Cámara Baja del Parlamento, tenga una vez más la posibilidad de centrar la atención de los ciudadanos del país en cómo los musulmanes, que manifiestan semejantes demandas, son un elemento ajeno a la Confederación Suiza”.
“Europa, por muchas razones, no está ahora preparada para detener la inmigración. En primer lugar, porque la región necesita mano de obra. Pero las relaciones entre los países y los inmigrantes pueden regularse”, dijo a la misma emisora el experto en problemas de Francia, Yuri Rubinski: “La situación demográfica en Europa la obliga a importar mano de obra de regiones del mundo donde es muy alta. Hacia mediados de siglo a Europa le faltarán 10 millones de trabajadores. La regulación de los flujos migratorios se ha convertido en objeto de disposiciones legislativas en todos los países, pero aún la cuestión no ha sido resuelta – se encuentra a nivel de la Unión Europea”.
Pero en muchos países europeos adquieren cada vez más fuerza los conservadores y hasta los nacionalistas. Una cuarta parte del Parlamento suizo está ocupada por representantes del Partido Popular. Esta organización quiere que se limite la inmigración. En las últimas elecciones celebradas en Francia, Finlandia, Alemania, Austria, Polonia los partidos de derecha también obtuvieron un considerable número de votos. La Europa tolerante interviene cada vez más contra los inmigrantes.
La crisis del multiculturalismo se hizo evidente a mediados de año. La canciller alemana Angela Merkel declaró que esta política ha fracasado totalmente. Tampoco reportó resultados positivos en Francia – reconoció el presidente Nicolas Sarkozy. Y el primer ministro de Gran Bretaña, David Cameron, en general propuso renunciar a la tolerancia pasiva propia del multiculturalismo. Los disturbios de agosto en Londrés también fueron atribuidos a los problemas de la inmigración. Y en primavera casi se desata un conflicto en la isla italiana de Lampedusa, adonde llegaron más de 20 mil refugiados de Libia y Túnez, países que se vieron envueltos en revoluciones. Por vez primera, los países de la UE se negaron a ayudar a Italia y no quisieron recibir refugiados en sus territorios.
Fuente: Alerta Digital