Seguramente has escuchado los nombres Jesús, y también Yeshúa. Y existen tres posiciones al respecto. Dos de ellas dañinas y extremas. Y una última postura, sensata y basada en el amor y el conocimiento conforme esta escrito en 1 Tesalonicenses 5:22
Quienes insisten en llamar al Hijo de Dios exclusivamente Jesús», o exclusivamente «Yeshúa» están practicando posturas extremadamente dañinas y peligrosas para el cuerpo de Cristo.
Están actuando como las sectas, haciendo de algo sencillo, un dogma de fe. Técnica que usan las sectas, y los sectarios, para «aparentar» tener autoridad, o cierta superioridad «espiritual» que no tienen.
La primera posición es la de los judaizantes, quienes llaman al Señor, «Yeshúa» o «Yahoshua». Para este grupo sectario, llamar al Señor como Jesús es un pecado mortal, porque lo asocian a los dioses griegos.
La segunda posición la mantienen los torpes. Estos dicen que tenemos que llamar al Señor solamente Jesús «porque hablamos español».
La tercera posición, es la posición basada en los hechos concretos y no en los pre-juicios sectarios.
Tenemos que partir de la base que el nombre del Señor lo eligió DIOS.
Leamos lo que dice la Biblia Reina Valera 1960:
«…he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.
Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS (Ἰησοῦς), PORQUE ÉL SALVARÁ A SU PUEBLO DE SUS PECADOS.» (Mateo 1:19-21)
La Escritura establece que su nombre será Ἰησοῦς «porque salvará a su pueblo de sus pecados».
No se trata de un nombre al azar. Sino de un nombre que trae inserto, un «significado connotativo» establecido por Dios (invisible en griego, y en español)
El nombre Ἰησοῦς (pronunciado como Iēsous en griego) fue sufriendo las normales transformaciones que el lenguaje padece durante los años. Lo que conocemos como «Transformación Linguística», hasta llegar al nombre que conocemos hoy como «Jesús», en español.
Por otra parte, para quienes hablamos más de un idioma fluidamente, sabemos que hay palabras que en otra lengua no tienen el mismo «sentido». Eso se llama «intraducibilidad» o «intraductibilidad».
Y esta situación sucede con el nombre de Jesús en español.
Por ejemplo. Yeshúa significa «YHWH SALVA». Pero Jesús, solo significa «Jesús».
Linguísticamente hablando, Yeshúa tiene un «significado connotativo» (semántico), mientras que Jesús tiene solo un «significado denotativo» (literal)
En consecuencia, para quien quiere llamar al Señor como «Jesús», no hay ningún problema. Por otra parte, para quien quiera recordar, en su nombre, que «YHWH salva», el usar «Yeshúa» tampoco es problema.
Si te encuentras con algún torpe, o algún sectario, que en su maldad, o ignorancia, te obliga a usar «exclusivamente» el nombre Jesús o Yeshúa, huye de él.
Tú eres libre de llamar al Señor, ya sea como Yeshúa, Jesús, e incluso como «Emmanuel», que significa «Dios con nosotros». (Mateo 1:23)
Tú mismo podrás constatar, que esos que insisten en que se debe llamar al Señor, exclusivamente como Jesús «porque hablamos español», usan la palabra «Cristo». Sin embargo, «cristo» no es una palabra hispana, sino griega. Resumidamente, se delatan a si mismos (Job 15:6).
De hecho, esas personas que dicen «que deberíamos usar solo español», tendrían que usar la palabra «Mesías» o «Ungido» en vez de usar la palabra «Cristo».
Pero no lo hacen… Se trata de personas que en su terquedad sectaria, su arrogancia y altanería, solo buscan crear conflicto y división en el cuerpo de Cristo, que es uno solo.
1 Corintios 12:12-27, 1 Corintios 1:10, Romanos 16:17