Somos salvos por la fe, no por obras. (Efesios 2:8-9).
La obras son para los que ya somos salvos. Y seremos galardonados por haberlas realizado, y por el motivo que nos impulsó a realizarlas (Mateo 5:12, Romanos 14:10; 2 Corintios 5:10, 2 Timoteo 4:1-8, 1 Corintios 3:10-15).
Los salvos hacemos obras por amor a aquel que nos salvó, y por amor a nuestros hermanos.
👉Y la obra más importante del salvo es la de «compartir el evangelio».
Somos siervos del Señor Jesucristo, y como sus siervos, tampoco queremos que las almas se pierdan (2 Pedro 3:9) El Señor nos manda a estar «firmes y ocupados en su obra»:
“Manténganse firmes, inamovibles, y ocupados en la obra del Señor siempre, sabiendo que su trabajo en el Señor no es en vano.” (1 Corintios 15:58)
👉En la parábola de los talentos, que podemos encontrar en Lucas 19:12-27, el Señor dice:
«OCÚPENSE (πραγματεύομαι) hasta que yo vuelva«.
Tristemente las traducciones hispanas lo tradujeron como «Negociad entre tanto que vengo». Y probablemente lo hicieron pensando en el contexto de la historia de la parábola, y no en el profundo significado de la misma.
«Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver.
Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo.
Pero sus conciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que este reine sobre nosotros.Aconteció que vuelto él, después de recibir el reino, mandó llamar ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno.
Vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas.
Él le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades.
Vino otro, diciendo: Señor, tu mina ha producido cinco minas.Y también a este dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades.
Vino otro, diciendo: Señor, aquí está tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo; porque tuve miedo de ti, por cuanto eres hombre severo, que tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste.
Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabías que yo era hombre severo, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré; ¿por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco, para que al volver yo, lo hubiera recibido con los intereses?
Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas. Ellos le dijeron: Señor, tiene diez minas.
Pues yo os digo que a todo el que tiene, se le dará; mas al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y mátenlos delante de mí.»
👉Esta es la última generación, y el Señor está a las puertas
👉¿En qué inviertes, tu tiempo, tus dones, o tus habilidades?